Solo un paso más

 

Solo un pasito más, solo uno y podré salir de este infierno, poner punto y final a esta angustia. Me ahogo, no puedo respirar… Ya no soy capaz de mirarme al espejo, ni de reojo. No me reconozco, me oculto, me asusto, no dejo que nadie me vea…

He colocado tres juegos de luces psicodélicas en el baño, (de esas con focos de led con luz estroboscópica) y he utilizado todos los trucos de las famosas. Hasta he puesto medias en varias bombillas, pero no unas medias cualesquiera, noooo; de las del número 9, color gris, de Christian Dior, como Sara Montiel. Si a ella le servía como reductor instantáneo de arrugas e imperfecciones, también me servirá a mí para algo, digo yo ¿no?

¡Pues no!, ni media ni leches. Con tanto filtro y tanta luz psicodélica (¡qué mareo!), me he metido el cepillito de la máscara de pestañas en todo el ojo. Encima en el derecho, que es el bueno, porque con el izquierdo veo menos que un pez frito.

En fin, que he intentado limpiarme con una toallita desmaquillante y lo único que he conseguido ha sido aumentar el estropicio. ¡Hala!, ahora me parezco a Marilyn Manson.

Desesperada, he salido del baño a tientas, como he podido, y le he escrito una carta a mi novio. A mano, en papel blanco y con boli (Bic cristal), como en el siglo pasado. Se lo tengo que explicar todo, han sido semanas muy duras, huyendo de él y esquivándole a todas horas. El pobre...

No sé si va a entender algo de lo que he puesto, creo que me he salido del folio y he estampado varios trazos sin sentido sobre la mesa del comedor. Sigo sin ver nada. La he dejado al lado del mando de la tele, sin sobre, ahí seguro que la encuentra. Si no la ve, se guiará por el olor, he querido perfumarla con un poco de mi eau de toilette favorita, pero creo que he cogido el insecticida.

Espero que entienda mi decisión y si no la entiende, peor para él. Pero algo tengo que hacer, porque he llegado al límite. ¿Que aún soy muy joven? Sí, lo sé, ¿pero eso qué tiene que ver? Estoy hasta el moño de segundas, terceras y cuartas oportunidades.

Que no he llegado hasta aquí así porque sí, ¿eh? ¡No, señor!, primero he intentado solucionarlo por mí misma y luego me he dejado guiar por todos y cada uno de los profesionales que me han recomendado mis amigas. ¿Y al final qué?

Pues al final nada, he buscado en Google y aquí estoy, delante de esta cristalera enorme a punto de dar el paso, solo uno, que por fin cambiará mi vida.

¿El ojo? Mejor, gracias. Entro.

—Pero cariiiiiiiiii, ¿cómo me vienes con esas raíces?

¡Vaya!, al peluquero, perdón, estilista, casi le da un soponcio. No será para tanto, ¿no?

—¡Nena! Cierra la puerta que con esta tenemos para toda la mañana— me mira de arriba abajo y sacude las manos como si estuviera espantando moscas.

—No va a haber tinte suficiente para taparte esas canas, chocho.

¡Ah, pues sí!, la cosa parece complicada. Bueno, yo me acomodo y que sea lo que dios quiera. ¿Me ha llamado chocho?

Un paso, solo un paso más y podré volver a salir a la calle sin mi gorro andino tejido con lana de alpaca, que ya empieza a hacer calor.

Comentarios

  1. 😂😂😂😂😂Ay, que me muero de la risa!! Por favor, qué bueno!!!

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    1. Gracias. Me alegro de que te hayas reído un ratito. 🤣🤣🤣

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  2. Aaayyy, nuestrxs estilitas, qué sería de la humanidad sin lxs estilistas!

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    1. A mí, mientras no me llamen "chocho"... 🤣🤣🤣🤣🤣

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  3. Se me han pasado por la cabeza vampiros y zombies y vete tú a saber qué. El final no lo veía ni de lejos!
    ja,ja,ja,ja

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