Entradas

Mostrando entradas de julio, 2020

Pa’ habernos matao

Imagen
Así, colgada tal y como estaba de la rama de aquel árbol que se había abierto camino entre las paredes rocosas del acantilado, y con la mente ya completamente despejada, le dio por pensar en la cantidad de cosas que seres humanos y deidades se habían inventado a lo largo de la historia para sonsacar a los demás aquello que no querían decir. Entre sus favoritas estaban el suero de la verdad (pentotal sódico), la Bocca della Verità (que muerde la mano del mentiroso) y el irrompible lazo de la verdad con el que Wonder Woman controla a los malos. También, sin saber por qué, le vinieron a la mente otras formas de obtener confesiones como meter palillos de dientes entre las uñas o hacer cosquillas en los pies. No sabía si todo eso tenía algo de sentido o si habían experimentado con ella algún método que no recordaba pero, lo que a la vista de la situación estaba claro, es que algo había salido inconscientemente de su boca que a ellos, los de la avioneta, no les había gustado, y la habían

El cable del mareo

Imagen
1 de agosto de 1982, 4:00 horas, silencio absoluto en la calle, operación salida de vacaciones y 700 kilómetros por delante. -       ¡Todo el mundo al coche! A ver si arrancamos ya que se nos va a echar el día encima, luego hace calor y no quiero pillar caravana. Los tres niños se descalzaron y se acomodaron en el asiento trasero tratando de coger postura para seguir durmiendo. Eran los tiempos en los que no era obligatorio ponerse el cinturón y los coches no llevaban aire acondicionado. Volvieron a echarse a suerte ( pito pito gorgorito ) quién iba en el medio. Miró por la ventanilla y vio cómo su madre acercaba las maletas a la parte trasera del automóvil, mientras su padre juraba en hebreo, tratando de encajarlas, como si fuera un tetris , en el maletero. Aguantó una risita. Sabía muy bien lo que venía a continuación. -       ¿Qué has metido aquí?, ¿piedras? La historia se repetía cada verano; nada de comer en el coche, la bandeja del maletero perfectamente colocada sin

Conspiración en la azotea

Imagen
El reflejo de su imagen en el espejo la terminó de espabilar. ¡Qué susto, por dios! Iba a tener que buscar un tutorial urgente para colocarse esos pelos, parecía que había dormido haciendo el pino. Bueno, dormir, lo que se dice dormir, más bien no. Dos descomunales manchas amoratadas bajo los párpados inferiores de sus enormes ojos, revelaban el cansancio acumulado durante las largas noches que llevaba sometida a la dictadura del insomnio. Vamos, que llevaba casi una semana sin pegar ojo. La culpa de todo la tenía su último caso. Varios sujetos sin, aparentemente, ningún vínculo en común salvo los versos que todos ellos tenían tatuados en las nalgas y que al unirlos daban como resultados el poema “Se equivocó la paloma” de Rafael Alberti, habían aparecido deambulando, como si fueran auténticos zombis, por distintos puntos estratégicos de la ciudad. La inspectora Paola Martín, de homicidios, se llevó la palma de la mano a la boca y aguantó una náusea cuando llegó al final. La últim