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Mostrando entradas de marzo, 2021

Los encantos de Marina

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  Por fin he encontrado mi sitio en este mundo cruel. Me siento bien, valorada, reconocida… La vida me sonríe por una vez y no puedo estar más feliz. ¡Fíjateeeee! Desde esta posición privilegiada veo a la gente pequeñita y eso me hace sentir grande, poderosa, con una fuerza inusitada y una seguridad en mí misma que me aleja cada vez más de la mujer ñoña e invisible que siempre he sido. Aquí estoy, pisando fuerte, soy una diosa. ¡A ver quién es el guapo que me mueve! —¿Le apetece a la dama una copa de cava? ¿Y esa voz tan masculina, tan viril? ¡A la dama, dice!, se lo tengo que contar a mi amiga Carmen. Me empiezan a sudar las manos, confío en que él no se dé cuenta, se me hace un nudo en la garganta… ¡Joder!, creo que he ligado. Me giro, nuestras miradas se encuentran y yo…, yo no sé qué hacer, así que intento sacar provecho a los tres mil euros de mis recién retirados brackets de zafiro y le dedico una entrenada sonrisa profident al morenazo de ojos negros que, solícito y si

Mi familia y esas cosas

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  Mi nombre es Soco, bueno, Socorro, y soy la mayor de tres hermanos. ¿Por qué?, ¿por qué, qué? ¿por qué me llamo Socorro o por qué soy la mayor? A ver, lo de que soy la mayor es por algo tan evidente como que nací la primera (tampoco hay que ser muy listo), en 1980; pero lo de Socorro… Lo de Socorro es otra historia. Me llamo Socorro porque así se llama mi abuela paterna y así ha venido siendo durante generaciones. En mi familia, el primero en nacer se lleva como premio el nombre de los abuelos paternos (en mi caso Socorro y Secundino); al segundo vástago le toca el de los abuelos maternos, y a partir del tercero, lo que decidan los padrinos, los padres o la vecina del quinto. El tema es que, debido a esa estupendísima tradición, tengo once primas que se llaman igual que yo, porque mi padre tiene once hermanos varones, todos ellos tuvieron una niña como primer descendiente y todos, absolutamente todos, optaron por Socorro antes que por Secundina. La cosa se complica aún más, por

Solo un paso más

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  Solo un pasito más, solo uno y podré salir de este infierno, poner punto y final a esta angustia. Me ahogo, no puedo respirar… Ya no soy capaz de mirarme al espejo, ni de reojo. No me reconozco, me oculto, me asusto, no dejo que nadie me vea… He colocado tres juegos de luces psicodélicas en el baño, (de esas con focos de led con luz estroboscópica) y he utilizado todos los trucos de las famosas. Hasta he puesto medias en varias bombillas, pero no unas medias cualesquiera, noooo; de   las del número 9, color gris, de Christian Dior , como Sara Montiel. Si a ella le servía como reductor instantáneo de arrugas e imperfecciones, también me servirá a mí para algo, digo yo ¿no? ¡Pues no!, ni media ni leches. Con tanto filtro y tanta luz psicodélica (¡qué mareo!), me he metido el cepillito de la máscara de pestañas en todo el ojo. Encima en el derecho, que es el bueno, porque con el izquierdo veo menos que un pez frito. En fin, que he intentado limpiarme con una toallita desmaquillant