Los encantos de Marina

Por fin he encontrado mi sitio en este mundo cruel. Me siento bien, valorada, reconocida… La vida me sonríe por una vez y no puedo estar más feliz. ¡Fíjateeeee! Desde esta posición privilegiada veo a la gente pequeñita y eso me hace sentir grande, poderosa, con una fuerza inusitada y una seguridad en mí misma que me aleja cada vez más de la mujer ñoña e invisible que siempre he sido. Aquí estoy, pisando fuerte, soy una diosa. ¡A ver quién es el guapo que me mueve! —¿Le apetece a la dama una copa de cava? ¿Y esa voz tan masculina, tan viril? ¡A la dama, dice!, se lo tengo que contar a mi amiga Carmen. Me empiezan a sudar las manos, confío en que él no se dé cuenta, se me hace un nudo en la garganta… ¡Joder!, creo que he ligado. Me giro, nuestras miradas se encuentran y yo…, yo no sé qué hacer, así que intento sacar provecho a los tres mil euros de mis recién retirados brackets de zafiro y le dedico una entrenada sonrisa profident al morenazo de ojos negros que, solícito ...